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La Quinta Angustia

  • Madera Policromada.

  • Escultor: Gregorio Fernández.

  • Hacia 1.627.

  • Ubicación actual: Iglesia de San Martín y San Benito el Viejo

Esta imagen fue tallada por Gregorio Fernández hacia 1627, para la Capilla de la Soledad del Convento de San Francisco, hoy en día desaparecido, y que estaba ubicado en la Plaza Mayor, en lo que hoy es el Teatro Zorrilla.

Fray Matías de Sobremonte, se refiere a esta Virgen, diciendo que en la citada Capilla: Había una imagen de bulto de la Madre de Dios con su Hijo en el regazo, obra primorosísima de Gregorio Fernández.

Con la demolición del Convento de San Francisco, se instala esta escultura en la Capilla de San Ildefonso de la Iglesia de San Martín, donde fue encontrada por Agapito y Revilla a principios del Siglo XX.

La Escultura es un altorrelieve, de bulto redondo. Vista lateralmente o de costado se aprecia todo su volumen, pero al no estar concebida para ser un paso procesional, la parte de la espalda estaba sin tallar.

Este, ahora ya, paso procesional, dado que hubo que tapar la parte posterior para su salida en la Semana Santa, presenta el estilo inconfundible del maestro. La gubia de Fernández representa a la Virgen de la Piedad, en el momento en que Ésta recibe de los Santos Varones, el cuerpo fallecido de su Hijo, una vez descendido de la Cruz.

Este tema escultórico tiene su origen en la tradición Gótica-Alemana y se encuentra en España en el Siglo XV

Es muy bella la posición frontal y aún más si se contempla desde un punto de vista lateral. La Virgen dirige su mirada hacia la derecha, pidiendo clemencia a lo alto; mantiene elevados los brazos en una actitud serena, tiene la boca entreabierta, donde se aprecia la dentadura, ojos azules de cristal, lleva toca blanca con ribete azul, y túnica de color rojo vinoso con manto de color azul. El Cristo, de máxima expresividad, se apoya sobre la pierna derecha de la Virgen. El desnudo es de una perfecta anatomía, en vez del paño de pureza hay un pliegue de la sábana. El brazo derecho cae a lo largo de la pierna de la Virgen con la mano extendida, mientras el izquierdo reposa sobre su costado.

La cabeza está inclinada, pelo rizado, ojos de cristal semicerrados, boca entreabierta dejando ver los dientes y barba partida siguiendo el tipo del maestro. Es de destacar las delicadas manchas de sangre sobre la perfecta anatomía, distinguiéndose la llaga del costado producida por la lanza, las rozaduras de las rodillas producidas por las caídas, y la herida del hombro izquierdo.

La policromía de la talla es una obra maestra, pues para destacar el dramatismo y dar mayor relieve, las partes hundidas las oscurece y las partes salientes las da brillo y realza. Esta obra primorosísima, como fue descrita en su día, la realizó el maestro Gregorio Fernández en 1627, en su época de madurez, ya que moriría 9 años mas tarde, en 1636.

Un documento inédito aportado por Jesús Urrea, apota más datos sobre la talla. El documento es el contrato para la policromía de la imagen, realizado el 5 de noviembre de 1627, entre Diego de la Peña, pintor y Juan de la Fuente, en que se especifica lo siguiente:

Primeramente que el manto de Nuestra Señora
ha de ser de azul fino con un bordado de cuatro 
dedos de ancho en las orillas. Que la saya ha de ser
de color carmesí con las orillas bordadas y la toca
blanca azulada con sus orillas y sus ojos de cristal.
Que el Santo Cristo ha de ser encarnado mate con
el cabello peleteado de oro molido con sus ojos de
cristal que también se le han de dar y en los cantos
de las sábanas unos perfiles de oro o una labor que
mejor pareciere.

La técnica de Fernández es tan perfecta, notándose claramente la verticalidad de la Virgen, con la horizontalidad del Cristo.

En 1940 la Cofradía realiza la espalda de la Virgen para así procesionarla, al tratarse de una pieza de retablo.

Este conjunto escultórico fue asignado a la Cofradía para sustituir al que se conserva en el Museo Nacional de Escultura. Salió por primera vez la mañana del Viernes Santo de 1927 en la procesión de Penitencia y Caridad.

El paso fue restaurado durante 1986-1987, gracias a las gestiones realizadas por el Museo Nacional de Escultura y la Junta de Gobierno de la Cofradía. La obra se llevó a cabo en el Instituto Central de Reparaciones del Ministerio de Cultura, donde se recuperó la policromía original, tal y como salió del taller de Gregorio Fernández.

Fue, en el año 1988, parte integrante de la 1ª Exposición de las Edades del Hombre, celebrada en la S.I. Catedral de Valladolid. 

También en este templo formó parte, junto con los dos ladrones de las Siete Palabras, del montaje que se hizo para el pregón de la Semana Santa del año 2000.

La última restauración integral ha tenido lugar en el año 2003-2004 realizándose por técnicos de la Junta de Castilla y León (todas las restauraciones han sido sufragadas por la Cofradía).

Sale en procesión, en una carroza realizada por Mariano García en el año 1944, la noche del Miércoles Santo en la Procesión de la Piedad, la tarde del Jueves Santo en la de Penitencia y Caridad, donde tiene la potestad de liberar a los presos indultados previamente por la justicia, y en la noche del Viernes Santo en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Salvador. 

Con motivo del Vía Crucis que realizó el Papa Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrado el 19 de agosto de 2011 en Madrid, represento la XIII estación junto a la Cofradía, para luego participar en la Magna procesión que recorrió las calles de Madrid.

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