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4º DÍA DEL QUINARIO A NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD

Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

LECTURA-REFLEXIÓN

Ya clavado, es llevado o arrastrado en la Cruz hasta el hoyo donde se ha de fijar. Levantan la cruz y la dejan caer, chocando violentamente. El dolor de Jesús es indecible; ahora es todo el peso de su cuerpo el que prende de los clavos, pero el choque de la cruz al caer en el hoyo aún le hizo mayor. Jesús se estremece convulsivamente y la sangre corre por toda la cruz a torrentes. Ni un solo movimiento pasa desapercibido a su Madre, ni un solo dolor se le oculta. Todo lo ve, todo lo comprende, todo, como su Hijo, lo sufre en silencio.

Una vez más con María y junto a María, contempla este cuadro. ¡He ahí tu Rey!, suspendido entre el Cielo y la tierra, crucificado como un criminal entre dos de ellos, abandonado de su mismo pueblo, que se goza en verle sufrir. Mírale bien.

Di a la Virgen que te la enseñe para que sepas mirar a Cristo crucificado. Mira aquella frente divina que se inclina bajo el dolor insoportable de la corona de espinas, aquellos ojos cegados por la sangre que les inunda, aquel pecho que se levanta oprimido por la fatiga que le ahoga, aquel cuerpo todo descoyuntado, dolorido, aquellas manos y pies manando arroyos de sangre. Mírale bien. Es Jesús. ¡Tu Rey! ¡Tu Esposo! ¡Tu Salvador!

ALABANZAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA PIEDAD

Alabemos a la Virgen de la Piedad, nuestra Reina y Señora, diciéndole: VIRGEN DE LA PIEDAD, ENSÉÑANOS A ABRAZAR LA CRUZ.

  • Porque tú Estas al lado de Jesús siempre.

  • Porque tú acompañas a Jesús en su camino al Calvario.

  • Porque ahora entiendes la profecía de Simeón, que una espada te traspasaría el alma

(En un momento de silencio, pidamos al Señor, por intercesión de Nuestra Señora de la Piedad, la gracia que deseemos alcanzar)

INTENCIONES DEL QUINARIO:

Pedimos por todos los jóvenes, en especial, por todos aquellos que en su pronta edad, están desempeñando funciones especiales.

ORACIÓN FINAL

OH, MADRE Y VIRGEN DE LA PIEDAD, QUE EN TU REGAZO TIENES A TU HIJO, MUERTO POR NUESTROS PECADOS. TUS MANOS LEVANTADAS OFRECIÉNDOLO AL PADRE. TU MIRADA CLAVADA EN EL CIELO. LA PROFECÍA DE SIMEÓN CUMPLIDA, Y TU ALMA TRASPASADA POR EL DOLOR DE VER Y TENER A TU HIJO MUERTO. SEÑORA DE LA PIEDAD, AYÚDANOS A CONSOLARTE, SIENDO TESTIGOS DE TU HIJO EN MEDIO DE NUESTRO MUNDO, LLEVANDO SU AMOR A TODOS NUESTROS HERMANOS. ASÍ SEREMOS TAMBIÉN HIJOS TUYOS. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.

AMÉN.

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